En los hoteles, este servicio –una invitación al consumo–, ofrece todo lo que el huésped podría desear.
Todo hotel cuenta con un servicio que no es más que una invitación al consumo. El Minibar, de este servicio hablamos, ofrece a los huéspedes todo aquello que podrían desear. ¿Quién alguna vez no tuvo deseos de abrirlo y tomar alguno de los tantos productos que contienen?.
El Gourmet Viajero bien sabe de tentaciones y cuando se esta en la soledad de la habitación del hotel, estas pueden resultar irresistibles. Un tarro de almendras o una buena lata con castañas de cajú saladas y bien crocantes pueden ser irresistibles cuando están al alcance de la mano. En toda habitación de hotel esta todo allí, al alcance de nuestras manos y ¿en la mano? la llave mágica que abre el minibar, ese pequeño refrigerador que casi todo hotel tiene desde hace años y ofrece como un adicional. Una botella de buen vino, una cerveza, una gaseosa o un whisky, todo esta allí, pero también reconoce que este servicio puede resultar más caro que en cualquier despensa o supermercado.
Puede tratarse de Cancún, Roma, Nueva York o Ushuaia. No importa la ciudad o pueblo del mundo en que estemos. Luego de un largo y agotador dia, llegar al hotel, tomar un buen baño reparador y zambullirse en la cama es un momento sublime y como si se tratara de alguna obra de W. Shakespeare la pregunta es casi un dilema ¿Consumir o no consumir algo del minibar?
El Gourmet Viajero, es consciente que al entrar a la habitación del hotel siempre debe buscar el listado obligatorio de precios de cada producto del minibar para evitar sorpresas en el momento de realizar el check out y no llevarse sorpresas desagradables. Nunca se debe consumir y mucho menos pagar algo de lo que no se le avisó con anticipación de cual era su costo. Verificar que el contenido se corresponda con la lista, para evitar que nos adjudiquen un faltante del pasajero que nos antecedió. Hacer valer nuestros derechos y no permitir que interrumpan nuestro descanso para verificar el stock del minibar. Experto de tantas estadías por hoteles del mundo El Gourmet Viajero comprende que pueden darse errores involuntarios de la administración y que nos sean adjudicados cargos por servicios que en realidad no hemos usado.
Si la verdad nos asiste, debemos protestar, porque los buenos hoteles suelen fallar a su favor. Las estadísticas aunque en algún momento suelen fallar en contra de los minibares (solo tres de cada diez huéspedes en hoteles de Estados Unidos consumen algo y en Europa, cuatro de cada diez) los hoteles decidieron incrementar su oferta, transformaron el espacio de la habitación en lo mas parecido a un shopping, donde se puede tomar desde una gaseosa hasta souvenirs con el logo del hotel, pelotas de golf y remeras.
En Honolulú, en el hotel Kahal a Mandarín Hotel de Honolulú, los minibares ofrecen cámaras fotográficas, cartas, anteojos para sol, relojes, protectores labiales y postales. E n ciertos países donde esta restringido el consumo de alcohol impiden que en los minibares forme parte del servicio del hotel. Hoy el uso de heladeritas es abrumador, en algunos lugares del mundo se emplea modelos automáticos, que solucionan las molestias que suele ocasionar el personal de servicio. El sistema, funciona como una maquina expendedora sin fichas ni monedas, carga automáticamente en la cuenta del huésped lo que consume.
En los hoteles baratos este es un lujo que pocas veces se ve ya que se sacrifica en pos de un precio mucho más asequible.
Los hoteles de lujo y con huéspedes exigentes, en especial en Europa, optan por dejar agua mineral y gaseosas para que el cliente disponga de ellas sin sentir culpas. Sin cargo posterior, es una gentileza al igual que el dulce colocado sobre la almohada, para que disfrute antes de dormir. Estos hoteles tienen además, un room service de altísima calidad, que resuelve cualquier emergencia del cliente, sin importar el horario. El Gourmet piensa que esto es mucho mejor que la heladerita, aunque es consiente que al costo del pedido se deberá agregar la correspondiente propina.