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Trabajan gratis, no reciben propinas, conocen cada rincón como pocos, cada vez son más y no aceptan propinas.

Un guia turístico, a veces puede hacer que recorrer una ciudad se convierta en algo insoportable. Esto es bien conocido por el Gourmet Viajero. Con esa manía de hablar a los gritos, hacer entrega de los viajeros a los vendedores de baratijas o a la exageración empalagosa de adjetivos innecesarios, son solo alguno de los motivos que transforman a un destino en un lugar fácilmente olvidable.

Es probable que con esta idea hayan surgido los “greeters” (saludadores), su traducción literaria nos suena un tanto rara por que realidad poco tiene que ver con la realidad. Esta, es una práctica que apareció en Nueva York extendiéndose luego a varias ciudades como: Quito, Chicago, Alaska, Londres, Canada, Sídney, Paris y Buenos Aires. Son una especie de guías vocacionales. Gente como uno que dispone de tiempo y buena predisposición para acompañar a los viajeros.

El Gourmet pudo averiguar que por ejemplo, en Nueva York son más de 350. Tienen una edad que fluctúa entre los 18 y los 80 años. Cuando disponen de un rato libre llevan a pasear a los turistas por las calles y los barrios del Bronx y de Brooklyn. En su mayoría manejan al menos otro idioma, y según comentarios ya hay algunos que hablan hasta 30 idiomas. Entre el servicio desinteresado que brindan, recomiendan las mejores tiendas, enseñan los lugares más emblemáticos, dan una explicación de cómo funciona el transporte público o donde comer sin gastar demasiado. Por cierto, que lo más curioso, es que no cobran por realizar este trabajo.

No son vecinos ilustres y mucho menos glamorosos y no iremos por la 5ta. Avenida de la mano de algún conocido actor, pero algo es seguro, conocen Nueva York al dedillo y nos harán ahorrar tiempo y dinero, como así también, algunas explicaciones. Con el lema “Conozca Nueva York a través de los ojos de un neoyorkino”. Desde sus páginas de Internet se los puede consultar y hasta anticipar el viaje.

En Paris, este plan de guías esta impulsado desde el gobierno, llegando a tener circuitos programados donde incluyen paseos por Montmartre o el Barrio Latino de la mano de estudiantes de lenguas. En su compañía se pueden realizar excursiones en bicicleta, participar de fiestas temáticas, además, de sesiones de shopping por las tiendas y los mercados y visitas a los talleres de los artistas.

Si nos llega la hora de comer, estos buscavidas, conocen a la perfección los rincones ocultos con presupuestos para los bolsillos con presupuestos magros. En Edimburgo, los greeters conocen todas las catas de whisky, lo que no es poco. El Gourmet, llego ha contar en esa ciudad 123 lugares con información al turista. Han desarrollado un programa llamado “Pregunte a los expertos” (www.visitscotland.com), ofrecen descubrir una Escocia de la mano de auténticos escoceses.

El Viajero sabe que en Ecuador la moda greeters recibe el nombre de Dukers, apelativo que seguramente se usa en algún otro lado; en la Argentina se los suele llamar con el dudoso mote de "Cicerones". La gran ventaja del greeters, intuye El Viajero, es que el paseante puede evitar los paseos y puntos más obvios y en cambio conocer lo "desconocido" de cada lugar. De alguna manera los "cicerones" argentinos que pasean a europeos desconcertados por la cancha de Boca o por la Villa 31, son la mejor forma de utilizar esos servicios informales. Y claro está, la verdadera vida nocturna de las ciudades quedaría incompleta sin el oficio de un greeters.

En Ecuador, esta moda recibe el nombre de “Dukers”, en Argentina el dudoso mote de “Cicerones”. Una gran ventaja que ofrece este servicio es que el viajero puede evitarse los paseos más obvios y conocer lo “desconocido” de cada ciudad. Un buen ejemplo de estos servidores lo podemos encontrar en los “Cicerones” argentinos (www.cicerones.org.ar), se le puede preguntar a quien haya visitado el estadio del “Club Boca Juniors” o la tristemente famosa “Villa 31”.

Utilizar este servicio de guías vocacionales , tiene sus reglas: la reserva se debe confirmar en algún hotel de la zona. El servicio debe pedirse con una anticipación de tres a cuatro semanas, los datos y la confirmación del guia se anticipan por teléfono tres dias antes de salida del viaje, hay que al menos permanecer dos dias en la ciudad. Todos los recorridos se realizan caminando o en transporte publico, el turista se debe hacer cargo de los billetes del guia. Los grupos nunca pueden ser de más de seis y permite un máximo de dos guías por grupo.

Al finalizar el recorrido, evitaremos dar propinas, los “greeters” no aceptaran ningún pago, solo el pago de sus gastos. Si, deseamos hacer un aporte en reconocimiento a sus servicios, podemos acudir a alguna de las fundaciones de las que dependen, que gustosos aceptaran el donativo.

www.bigapplegreeter.org

www.chicagogreeter.com

www.explorefairbanks.com

 






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