Praga, la capital checa, deslumbra por sus monumentos y edificios. El celebre puente Carlos IV y El Castillo. Te ofrecemos una gran variedad de interesantes opciones que puedes encontrar a través de nuestro metabuscador.
Praga
El corazón de Europa. La ciudad dorada. La ciudad de las cien cúpulas. Algunos de los apodos que recibe Praga, y que con justicia la describen. La capital de la República Checa, al igual que Roma se extiende sobre siete colinas, con un despliegue majestuoso de monumentos de estilo gótico, joyas del Barroco, modernos edificios y fantasmas de todas las épocas.
El escritor Franz Kafka inmortalizo al Castillo Praga que domina la ciudad desde una de las colinas. Las apretadas callejuelas adoquinadas de Malá Strana se entretejen, debajo del castillo en un barrio pequeño y de casas apretujadas.
El Castillo es quizás la imagen mas conocida de Praga, aun conserva las mansiones, iglesias, torres y salas de los diferentes momentos históricos. Un recorrido por su interior nos permitirá ver los sucesivos patios donde encontraremos la Catedral de San Vito y la ornamentada Capilla de San Wenceslao. Incluye este recorrido el Convento de San Jorge, el Palacio Lobkowizk y las Torres de Dalibor y la de la Pólvora.
El Castillo, por sus dimensiones se lo considera entre una de las mayores fortalezas del mundo. Su primer patio (también patio de honor) es de la época de los Habsburgo. Atravesando la puerta de Matías, del siglo XVII, accedemos a un patio, que esta adornado por una gran fuente barroca. Desde el lugar una escalera nos conducirá hasta la zona presidencial.
El tercero de los patios representa el núcleo central del Castillo. En el encontramos la Catedral de San Vito, cuya construcción tuvo inicio en el año 926 y, fue una iniciativa de San Wenceslao y se termino de construir en 1929. En medio de dos torres gemelas, la fachada es una obra maestra de la arquitectura neogótica, tiene un gran rosetón y dos portones.
Las dimensiones de la Catedral son majestuosas, con 124 metros de largo y 33 de altura en su nave principal. Se destacan en su interior tres naves con pilares que sostienen arcos ojivales. El de San Cirilo y el de San Metodio son entre todos los magníficos vitrales que tiene, los más admirados.
De las numerosas capillas, la que mas se destaca es la de San Wenceslao, esto se debe a la decoración con piedras preciosas de Bohemia. Desde ahí se puede acceder al tesoro real, solo abierto en ocasiones excepcionales.
Desde el siglo XI, la sede de gobierno se encuentra en el Palacio Real, que era la antigua sede de los monarcas.
El Callejón de Oro (Zlata-ulic-ka), es un pasaje pintoresco que representa el lado mágico de la ciudad. Cuenta la leyenda que en el lugar trabajaron los alquimistas contratados por el Rey Rodolfo II con el objetivo de dar con la piedra filosofal, además de convertir los metales vulgares en oro. Junto a los artesanos de la Corte vivieron astrólogos, físicos, astrónomos, médicos y matemáticos.
Conocido también, como “calle de oro”• o “calle dorada”, este misterioso callejón alcanzo mayor notoriedad cuando varios artistas se sintieron atraídos. En la casa 22 vivió y escribió Franz Kafka algunas de sus obras. Y, en una cercana, la familia del poeta Jaroslav Seifert, Premio Novel de Literatura 1984.
Aquellas pintorescas casas-laboratorio, actualmente son pequeñas tiendas donde se exhiben antigüedades, bibliotecas y grabados de época.
Ya de regreso a Malá Strana, camino a la Ciudad Vieja, cruzamos el puente Carlos IV. Tiene 30 esculturas, y se trata de uno de los puentes más bellos del mundo. Desde el, al voltear nuestra cabeza tendremos otra perspectiva que nos regala otra silueta del Castillo de Praga.