Con a penas 2586 kilómetros cuadrados, y casi medio millón de habitantes, Luxemburgo no constituye un destino turístico tradicional. Pero vale la pena repasar los atractivos de esta pequeña pero pintoresca nación, enclavada en el corazón de Europa.
Escenario soñado de los cuentos de hadas y princesas que nos contaban de niños, su capital, Luxemburgo, se encuentra atravesada por el río Alzette, como parte de un tortuoso recorrido por las elevaciones pre-alpinas. El paisaje natural magnífico que lo rodea, se encuentra salpicado de monumentales castillos de piedra y fortificaciones, vestigios de la época feudal, en muy buen estado de conservación. Los bosques comprenden un tercio del total de la superficie del país.
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La propuesta de Luxemburgo:
Es un lugar ideal para quien guste de recorridos al aire libre y los deportes acuáticos que se pueden practicar en alguno de los ríos que la atraviesan, como el Our, el Mosela y el Sûre. En estos ríos también se puede navegar en botes pequeños que no superen los 5,5 metros de eslora. La pesca, el alguno de sus numerosos cursos de agua o lagos, es muy atractiva. Se puede practicar golf, en uno de los cinco campos de golf con que cuenta el país, y realizar travesías en bicicleta o a caballo en cualquiera de los majestuosos parajes con los que cuenta la región.
La población lugareña es muy amable con el turista, y aunque están acostumbrados a recibir gente de todo el mundo, la atmósfera de completa paz que se respira los mantiene alejados de los vaivenes mundiales.
Qué se puede visitar:
La Catedral de Notre Dame, situada en la capital del Gran Ducado, domina el centro de la ciudad. Es un edificio con una enorme historia. De hecho, sus partes más viejas fueron construidas alrededor de 1583. El trabajo en piedra, la ornamentación y las maravillosas columnas son auténticos tesoros para los amantes de la arquitectura y los edificios históricos.
El Palais Grand-Ducal es otra atracción turística característica. Uno de los edificios más hermosos de Europa. Típica construcción del siglo XVII, con sus techos de pizarra y sus torrecillas características.
El Parque Natural de Upper Sure es verdaderamente el escenario de un cuento de los hermanos Perrault. La villa ha sido declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. El país ha estado luchando arduamente contra la contaminación ambiental de las industrias locales. Se cultivan cereales, y hay explotación ganadera. Pero lo que todos los luxemburgueses disfrutan es un vaso del buen vino que se cosecha en el valle del Mosela, en el extremo Este del ducado.