Una recorrida por Sevilla conociendo tres obras que deslumbran a los viajeros. El Archivo de Indias, Los Reales Alcázares y la Catedral Santa María.
La andaluza ciudad de Sevilla no se anda con chiquitas. El barrio Santa Cruz, cuenta con tres monumentos que jamás podrán pasarnos desapercibidos. Estos monumentos son: La Catedral, El Archivo de Indias y El Alcázar.
Si se quiere ver a uno de los mejores monumentos en nuestros viajes a Sevilla, La Catedral Santa María de la Sede, vamos a necesitar apurarnos. Ya sobre el mediodía se vuelve imposible debido a la gran cantidad de turistas de todo el mundo. Razones no faltan. Es el tercer templo cristiano, sus 360 metros cuadrados sorprenden. Dentro, el altar con 1200 figuras y la que hasta hace poco los historiadores creían era la tumba de Cristóbal Colon. Además la Capilla de los Reyes, donde si se encuentran los restos de Alfonzo X el Sabio y Pedro el Cruel.
La sacristía mayor, atesora obras de Goya, Murillo y Zurbarán. No solo el edificio es extraordinario, las obras en custodia, los libros, esculturas, vestidos y documentos, también lo son. Fue construida en el siglo XII, sobre una gran mezquita. La Giralda, El campanario y El patio de los Naranjos son parte del antiguo templo musulmán. El Patio de los Naranjos esta orientado mirando a La Meca.
Es necesario hacerse paso entre mujeres gitanas, las que a cambio de algunas monedas nos ofrecerán un atadito de romero y clavel, desde luego según el valor de las monedas, promesa de un futuro mejor. Si elegimos salir de viaje por la Puerta de Oriente, veremos La Giralda, que es algo así como el escudo de Sevilla. En esta delgada torre de 93 metros de altura, su remate fue cambiando con los siglos. El campanario renacentista que fue terminado en 1568, aún hoy pareciera estar controlando la ciudad. Una veleta con figura humana corona La Giralda.
La residencia real más antigua de España, Los Reales Alcázares, es la siguiente parada. Pedro I, ordeno su construcción alrededor del año 1360, para eso mando a buscar a los mejores artesanos de Toledo y Granada. Otros reyes, como Isabel I y Carlos V agregaron sus propias estancias, sin llegar a modificar considerablemente el conjunto.
El Salón de los Embajadores, El Patio de las muñecas, que lleva ese nombre por los dos pequeños rostros que decoran uno de los arcos, tienen su propia historia, como así también, los Jardines Renacentistas, ordenados en terrazas con fuentes desde las que se refleja el cielo de Sevilla. Junto esta el Jardín de Troya. El Patio de Yeso, lleno de flores que guarda aun detalles del siglo XII.
El Alcázar de Sevilla, de belleza menos desmesurada que La Alhambra de Granada, tiene el encanto de la intimidad, una sutil sensación que anda deambulando por ahí. Tiene una gran cantidad de detalles de decoración. Cada pared, suelo o techo es exquisito, algo similar ocurre en el Patio de las Doncellas, con sus trabajos de estuco, sus frisos y azulejos.
Otra construcción que se debe mirar en detalle, es el edificio de estilo grecorromano de El Archivo de Indias, lo construyo entre 1584 y 1598, Juan de Herrera. En 1785, Carlos III, ordeno que fuera centralizado en el archivo toda la valiosa documentación de l conquista y colonización de América. Al archivo que atesora documentos del Nuevo Mundo, se accede por medio de unas escaleras de mármol, el archivo es una interminable fuente de la historia de América. Un tesoro que se calcula en millones de páginas manuscritas y varios miles de mapas, dando cuenta hasta de la más sencilla transacción comercial de la Sevilla del siglo XVI.