La mejor idea para disfrutar de este centro con un pasado histórico de gran importancia, comercial y artístico es, ir y descubrir la ciudad de Bayona, donde hay mil cosas que podemos hacer.
Por ejemplo, en su centro peatonal, se encuentra la catedral gótica de Santa María, que fue declarada en 1998 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, como monumento del Camino de Santiago en Francia. Este templo, que comenzó a construirse en 1213, está coronado por dos campanarios de 85 metros de altura, en su interior acoge el sepulcro de San León, patrón de la ciudad. Dispone además de un claustro anexo en la parte sur, que data de 1240.
Además de la catedral, se pueden visitar los castillos de Vieux, en el centro, y el Cháteuau Neuf, que domina la Petit Bayonne.
Al borde del río Nive, encontraremos el mayor museo etnográfico del país Vasco, el Musée Basque, donde se reúnen más de 2.000 objetos y obras de arte y que durante todo el año acoge diferentes exposiciones. Este centro es testigo desde 1924 de la identidad vasca, de sus tradiciones y del papel que ha desempeñado el puerto de Bayona en el siglo XIX.
También merece una visita el Museo León Bonnat, donde se alberga una prestigiosa colección de arte donada por este pintor francés, en la que se incluyen pinturas, esculturas y grabados de Goya, Durero, Miguel Ángel, Rafael o El Greco. Su sala de dibujos es de gran interés internacional.
Recorriendo las calles del centro, plagadas de tiendas y comercios, es obligatorio hacer una parada para probar el chocolate que los artesanos elaboran desde el siglo XVII tal y como hacían los judíos expulsados de España. Las dos o tres calles dedicadas a este exquisito placer recuerdan que Bayona es la primera ciudad chocolatera de Francia. Se puede conocerse más a fondo la historia de este producto en el museo L’atelier du chocolat, además de endulzarnos el paladar.