Si viajamos a Australia y Nueva Zelanda, cualquier buen agente de viajes no debe dejar de impulsarnos a visitar también, Fidji, el archipiélago de 126 islas de la Polinesia inglesa, en Oceanía.
Una vez en Australia, desde Sídney volaremos hasta Nadi que, es la ciudad más importante de la isla mayor, el sitio es tan inhóspito que la mayor parte de su población es de origen hindú y el agua mineral tiene el mismo precio que una remera de primera marca. Luego de un recorrido de 15 minutos en alguno de sus viejos taxis, nos embarcaremos en un catamarán que habrá de llevarnos hasta Malolo Lai Lai (La de la isla de la fantasía).
Al acercarnos a la isla, sentiremos que andamos dando vueltas por el paraíso. El sol, es por esos lados verdaderamente abrazador, como si realmente rajara la tierra. Al instalarnos en un amplio bungalow con techo de paja, la sensación es que el mar se nos ha integrado, por que en Fidji todo gira alrededor de ese mar tan increíblemente azul. Durante el día nos sentiremos más a gusto dentro del agua que fuera de ella. Se pueden combinar chapuzones con los todos deportes náuticos posibles. Emoción pura. Es sensacional bucear por los arrecifes de coral, ver a las medusas danzar a centímetros nuestro o poder tocar con las manos las estrellas de mar.
El sol brilla abrazador, el aire es tan cálido como la hospitalidad de los isleños, quienes mayoritariamente trabajan en los dos únicos resort. Al llegar la noche, el silencio se apodera del lugar. Con este marco se puede salir a caminar por la playa, encontrar un restaurante y deleitarnos con mariscos. Fascinados, dejaremos el lugar con el deseo irrefrenable de poder regresar pronto.
